Contador de visitas

Monday, May 16, 2011

CAPITULO 9

Ha pasado ya una semana desde el incidente de la explosión. Ni rastro de la niña albina, ni del clon. Parece que se han evaporado tan rápido como han venido. De todos modos era poco probable volver a verlas, si ni siquiera estaban en el laboratorio donde ocurrió el incidente.
Tan pronto como la decisión fue aprobada, todos recogieron todas sus pertenencias, ahogaron las últimas llamas, y cada científico reunió a los "pacientes" que trataba. En un tiempo de una tarde, todo el personal se trasladó al centro de emergencia en mitad del campo, y a la mañana siguiente todo volvía a operar como normalmente. El nuevo centro era un poco más pequeño, pero descontando las bajas que había habido, había espacio de sobra. Luka fue trasladada a una habitación similar a la anterior, pero con los despachos generales ubicados justo al lado. Esto significaba oír hasta tarde el ruido de las fotocopiadoras prehistóricas escupiendo tóner encima del papel, y también se oían los continuos insultos del personal a la máquina cuando no funcionaba, y los golpes propinados a ésta cuando se atrancaba. Menuda nana más efectiva, se decía a si misma. Al cabo de unas semanas memorizó que los jueves alguien le pegaba una patada al aparato, y los sábados siempre venia una mujer, no muy inteligente, que fotocopiaba carpetas kilométricas, y acababa tirando la mitad del papel a la basura porque "¡la puta fotocopiadora ha fotocopiado torcido otra vez!".
Andar por los pasillos del recinto nunca fue tan complicado. Había siempre patrullando alguien por ahí, y estaban obligados a partir de ahora a cachear a cualquier sospechoso y a portar un aparato para dar pequeñas descargas eléctricas. El pasatiempo oficial se convirtió en esquivar a los guardias y ver quien aguantaba mas tiempo, o a llegar hasta cierto punto. Ahora que habían muerto los que estaban peor mentalmente, quedaban los que aun les quedaba algo de sentido común. Luka al fin comenzó a relacionarse con gente de su edad y salir de su aislamiento. La Habitación Blanca que sobraba se convirtió en el centro de reunión de todos los "mejorados", como se hacían llamar.
Llega el viernes. En su habitual reunión de por la tarde, se abre la puerta de repente, y todos se giran sorprendidos. Igual se queda el joven que acaba de abrir la puerta. Sacude la cabeza.
-Yo... Voy a hacer como que no he visto nada.
Empuja a alguien dentro y se larga. Todos se miran entre ellos y se ríen. Y van a ver quien es el nuevo inquilino que les han plantado.
Un chico, de la misma edad que Luka, mira al suelo como si se le fuera a caer la cara en cualquier momento. El pelo castaño caramelo parece del mismo tono del de la chica, y sus ojos apenas visibles parecen ser de color azabache, que brillan como si los hubieran pulido concienzudamente. Lleva el mismo camisón que los demás, que transparenta su pecho trabajado. Pero no parece querer hablar ni contestar a las preguntas que le hacen sus nuevos compañeros.
-Soy... Soy...- logra articular.
-¿Qué te pasa? ¿Es que no te acuerdas de cómo te llamas?
El chico parece tener ganas de irse a un rincón a lamentarse -... No.
Silencio.
-Entonces tendremos que escogerte uno... -la chica de la pregunta anterior le coge del brazo y le arrastra bruscamente hasta el corro- Ven con nosotros.
Al chico sin nombre le toca el espacio al lado de Luka. Ella se gira y se encuentra de frente con el chico que la mira también. Pero la mira de una forma especial. Es como si no pudiera separar la vista de ella, como si sus ojos color carbon estuvieran clavados en ella eternamente.
La mira de la forma en la que cualquier chica desea ser mirada al menos una vez en su vida.
Roja como una amapola, ella aparta la vista, aunque él tarda un poco más en hacer lo mismo. ¿Que la pasa ahora?
-Bueno, comenzamos. ¿Propuestas?
PROXIMO CAPITULO: 23 de mayo.

No comments:

Post a Comment