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Monday, March 14, 2011

CAPITULO 2

Los pasos se abren paso por la oscuridad de la habitación, y la adrenalina se dispara en la muchacha, que no se atreve a salir del cubículo de la cama. Por fin, a la luz de la lámpara de mano que lleva el intruso, se distinguen apenas sus rasgos faciales: un hombre relativamente joven, de unos veintitrés años, que porta una bata de laboratorio con un fuerte olor a amoniaco. El pelo castaño le cae ligeramente sobre los ojos, lo que le aporta un toque de misterio al apuesto hombre. La chica relaja ligeramente los hombros, pero sabe que tener a ese hombre allí no podía significar nada bueno...-Luka... Es tu turno. Hoy te toca por la mañana.Con dificultad traga aire. Agarra de nuevo la manta para aportarse seguridad a sí misma. Al ver que ella no reacciona, se hincha una vena del brazo del hombre, que se impacienta. Al no obtener respuesta, endurece los músculos, estira el brazo a la velocidad del rayo, y agarra la delgada muñeca de la joven. Ésta forcejea, pero no le llega la fuerza para combatir al "bata blanca". La arranca de la cama y la tira al suelo con fuerza. Ella gime, dolida. Nota cómo es arrastrada por el suelo, y como se abre la puerta hacia la perdición...Una intensa luz blanca ciega momentáneamente a Luka, que sigue limpiando el suelo con su trasero, mientras es agarrada con firmeza por el joven. Van pasando puertas conforme avanzan por el pasillo, y se oyen descargas eléctricas lejanas, y gritos de pánico a través de las puertas. Luka suda frío cuando divisa un par de puertas blancas, con la base de metal brillante. Huele a desinfectante. Con la mano libre, él empuja las puertas gemelas, que ceden sin esfuerzo. Se para, da media vuelta y se inclina sobre ella. Tiene una oportunidad de recuperar el aliento hasta que es levantada de improviso del suelo y es cogida en volandas. Unos momentos después, es tumbada en una camilla dura y helada, rodeada de cables y pitidos incesantes que volverían loco a más de uno. Es sujeta contra la camilla con unos brazaletes de metal, también fríos, que se atan en las extremidades, como los de las películas.
Una mujer más mayor que el joven que la arrastró, a lo mejor de unos treinta y cinco, ataviada con un traje de cirujana, con la boca tapada por una mascarilla, coge en la mano una jeringuilla con una aguja demasiado afilada, de la que salen dos gotas de un líquido turquesa semitransparente.
-Está bien, Sujeto 035, ésta será la última, te lo prometo, ¿OK? Y después te pasaremos a las Habitaciones Blancas. Allí ya te recuperarás del todo y podrás salir.
Una lágrima consigue escaparse de la esquina del ojo de Luka. Lleva oyendo eso tanto tiempo… Desea con toda su alma poder no volver más a esa sala en la que está actualmente. Poderse recuperar de la enfermedad que la asola desde muy pequeña.
Pinchazo. Nota algo que recorre sus venas, como un molesto hormigueo, pero esta vez no es como las demás. El líquido duele. Duele cuando corre por su sistema sanguíneo, taladrando sus entrañas. Nota cómo poco a poco el hormigueo doloroso se va trasladando e su brazo a su estómago, por sus piernas… Hasta que toca su corazón. Un dolor agudo, como si se partiera lentamente por la mitad y todo se saliera muy despacio, provocando aún más tortura. Grita. Intenta escapar de su mal. Tira para librarse de las ataduras de sus brazos. La visión se le vuelve negra. Las voces se ahogan. No le quedan fuerzas…
PROXIMO CAPÍTULO: 21 de Marzo

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