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Monday, April 25, 2011

CAPITULO 7


Abre los ojos poco a poco, y parpadea para aclararse la vista borrosa que se le ha quedado. Nota algo de dolor en el cráneo, parece como si se ha hecho un chichón sin importancia. Aún con loa ojos cerrados, se palpa la cabeza. Despeinada, pero todo en orden. Al fin, se aventura a mirar a su alrededor.
Parecen los restos de una guerra civil que se ha librado en un laboratorio. Trozos de pared que levantan un ligero polvo se esparcen por el suelo gris, y tiras de metal que sujetaban las paredes se encuentran por el suelo, roñosas, erectas como si quisieran herir a alguien. Los ordenadores muestran pantallas negras sin mensaje, excepto alguna en la que se lee en el monitor empolvado y resquebrajado "cable 175 loose. Boot hardware missing. Strike key to continue". Trozos de cristal amenazan con cortar al mínimo contacto, y varios cables que salen del techo bailan mientras zumban al acumular electricidad estática, incluso sueltan chispas en algunas ocasiones.
Luka se erige en el sitio. Se mira sus piernas. Hasta ahora no se ha dado cuenta de la terrible herida que le ha ocasionado la explosión: un corte a lo largo del muslo que sangra en abundancia.
Busca con la vista algún resto del tanque donde se mantenía a su doble. Nada. Suspira.
Con dificultad, se levanta, y se arrastra hasta la puerta de la salita oscura, cortándose al avanzar. Es increíble de hasta dónde se pueden sacar fuerzas, se dice a sí misma.
Fuera de la sala, la escena es similar, pero con más gente intentando socorrer a los heridos graves. Al final iban en serio. Qué raro.
-¡Dios mío! ¡Luka! Menos mal que estás bien.
Ella se gira al escuchar al científico que la trae loca. Aunque su cara está ligeramente sucia con polvo, y tiene un par de rasguños sin importancia, sigue tan guapo como siempre.
-Sí, sobre todo-contesta fríamente. Mira hacia su muslo ensangrentado.
Al hombre se le queda una cara alarmada.
-¿¡Pero cómo te has hecho eso, hija mía?!
-Yo no soy tu hija
-Es una forma de hablar. Enséñamelo un poco más de cerca.
Ella estira la pierna desnuda. La examina rápidamente con la vista.
-Es un corte profundo. Deberías ir a- Espera, que eso estaba al lado de… Hmmm… Yo te lo curo, anda.
Se da media vuelta y Luka le sigue, mientras observa como las cabezas y los brazos van asomando de entre los escombros, buscando algo de luz, y a ser posible, esperanza.
Llegan a su despacho. Ha tenido suerte de que esté localizado lejos del atentado, y todo permanece casi intacto excepto por un par de cuadros que se han caído y roto el cristal. El despacho consiste en una mesa de metal con cuatro patas, con la parte que da al frente cubierto con una placa de metal para que no se vean los pies. Encima, un ordenador de sobremesa negro con un teclado polvoriento y una taza de café helada de ayer. Una silla giratoria se sitúa detrás de la mesa, sobre una moqueta gris estilo oficina de abogados, con espirales rojas grisáceas pintadas en ella. En un pequeño armario en la pared del fondo se encuentra un botiquín de primeros auxilios, que el joven coge y pone sobre la mesa del despacho minúsculo iluminado con luces cuadradas fluorescentes empotradas. Abre el maletín, que contiene lo básico para este tipo de casos. Al cabo de un tiempo, una gruesa venda ligeramente carmesí cubre la pierna de la chica.
-He visto algo especial en una habitación.-dice ella de repente.
-hay muchas habitaciones en este recinto.
-Quiero saber qué demonios hacía una réplica de mí en un tanque de agua. Y por qué me ha mirado justo antes de la explosión.
Él no contesta. Se levanta de estar arrodillado. La mira. Se miran.
La coge de la cintura y se la acerca. Ella hace un ruido de molestia por el dolor. Y de improviso, la besa. Con fuerza e ímpetu, durante un largo rato. Al acabar, ella jadea del cansancio, y se lo devuelve. Cuando se vuelven a separar, el chico recupera la respiración.
-… Vuelve a mencionar el tema y te juro que me cargo tu vida.
Y la suelta. Ella cae al suelo porque le tiemblan las piernas. Está confusa. Y tras mucho rato para recuperarse, se levanta y sale del despacho.
PROXIMO CAPITULO: 2 de Mayo 

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